Saturday, May 28, 2011

Evolución de felicidades en novelas


En el blog del Chicago Sun Times figura el video de una increíble charla del bueno de Kurt Vonnegut, describiendo las novelas simplemente desde el análisis de la felicidad de sus protagonistas.

Vonnegut traza un diagrama X-Y en el pizarrón, y con una tiza describe saltos de felicidad, valles de depresión, y altibajos. Hay un notable ejemplo final con un zig-zag de dichas y desdichas que son los regalos del hada a Cenicienta (zapatos, vestido, medios de transporte), con toques de gran humor. E inevitablemente nos deja pensando en que los grandes análisis literarios se centran en aspectos más complejos y menos esenciales. Y algo más: la vida es eso, un zig-zag de detalles que favorecen o destruyen una meseta bovina de falsa felicidad.

Con lo cual, oh queridos lectores, nuestra propia puede resumirse en un balance similar de felicidades. O tal vez en la letra de una canción: nacimiento, escuela, trabajo, muerte, cada uno con su zig-zag. Tal vez no nos damos cuenta de qué manera suman y resta nuestras acciones a este balance, o si todo se resume a una nube electrónica en nuestro cerebro. Vonnegut no la tuvo nada fácil: siempre fue un inconformista, combatió en la segunda guerra, fue tomado prisionero y sobrevivió al bombardeo de Dresde en un oscuro matadero. Esto le sirvió de inspiración luego para escribir Matadero 5, transformando sufrimiento en arte, y transformando una experiencia inhumana en arte.

Pero Vonnegut hace más.
Por mera Wikipedia veo que fue más allá del gráfico, y nos da felicidad, en la forma de consejos drásticos sobre cómo escribir una novela:
  1. El lector es un extraño. Respételo, haga que no sienta que ha perdido el tiempo.
  2. Darle al lector al menos un personaje en el cual pueda anclarse.
  3. Cada personaje debe desear algo. Al menos, un vaso de agua.
  4. Cada frase debe o bien revelar algo más de un caracter, o bien hacer avanzar a la acción.
  5. Empezar tan cerca del final como sea posible.
  6. Sea sádico. No importa qué tan dulces sean los personajes; hága que les sucedan cosas horribles, para que el lector pueda saber de qué madera están hechos.
  7. Escriba para satisfacer a una persona. Digamos que si Ud. abre una ventana y hace el amor con el mundo, a su historia le va a agarrar neumonía.
  8. Dele a sus lectores tanta información, y tan rápida, como sea posible. Al infierno con el suspenso. Los lectores deben entender qué está pasando, dónde y por qué, para que ellos mismo pudieran terminar la historia, aún si las cucarachas se comen las últimas hojas.
Tal vez estos consejos produzcan autores más felices?
Yo no sé. Tal vez Vonnegut se esté riendo desde la Nube 5, en este momento.

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